—Jamasito miento —miente el Güilo Mentiras.
El Güilo, pescador de camarones en los estuarios de Escuinapa, es lenguaraz del rumbo. Pertenece a la espléndida estirpe latinoamericana de los cuenteros, magos de la charla de mostrador o fogón, siempre por hablado, jamás por escrito.
A los setenta años, le bailotean los ojos. Se ríe de la muerte, que una noche vino a buscarlo:
—Toc toc toc —golpeó la muerte. —Adelante —invitó el Güilo, zalamero, desde la cama—. Te estaba esperando. Pero cuando quiso bajarle los calzones, la muerte huyó despavorida.
Memoria del Fuego III: El Siglo de Viento
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