diciembre 27, 2009

Sobre el ser malvado...

Siguiendo con el pensamiento de E. Sábato, me atrevo a transcribir el capítulo XIII del texto Sobre Ciegos del libro "Sobre Héroes y tumbas"...a disfrutarlo...

"Se me ocurre que al leer la historia de Norma Pugliese algunos de ustedes pensará que soy un canalla. Desde ya les digo que aciertan. Me considero un canalla y no tengo el menor respeto por mi persona. Soy un individuo que ha profundizado en su propia conciencia ¿y quién que ahonde en los pliegues de su conciencia puede respetarse?
Al menos me considero honesto, pues no me engaño sobre mi mismo ni intento engañar a los demás. Ustedes acaso me preguntarán, entonces, cómo he engañado sin el menor asomo de escrúpulos a tantos infelices y mujeres que se han cruzado en mi camino. Pero es que hay engaños y engaños, señores. Esos engaños son pequeños, no tienen importancia. Del mismo modo que no se puede calificar de cobarde a un general que ordena una retirada con vista a un avance definitivo. Son y eran engaños tácticos, circunstanciales, transitorios, en favor de una verdad de fondo, de una despiadada investigación. Soy un investigador del Mal ¿y cómo podría investigarse el Mal sin hundirse hasta el cuello en la basura? Me dirán ustedes que al parecer yo he encontrado un vivo placer en hacerlo, en lugar de la indignación o del asco que debería sentir un auténtico investigador que se ve forzado a hacerlo por desagradable obligación. También es cierto y lo reconozco paladinamente. ¿Ven qué honrado que soy? Yo no he dicho en ningún momento que sea un buen sujeto: he dicho que soy un investigador del Mal, lo que es muy distinto. Y he reconocido además, que soy un canalla. ¿Qué más pueden pretender de mi? Un canalla insigne, eso sí. Y orgulloso de no pertenecer a esa clase de fariseos que son tan ruines como yo pero que pretenden ser honorables individuos, pilares de la sociedad, correctos caballeros, eminentes ciudadanos a cuyos entierros va una enorme cantidad de gente y cuyas crónicas aparecen luego en los diarios serios. No: si yo salgo alguna vez en esos periódicos, será, sin duda, en la sección policía. Pero ya creo haber explicado lo que pienso de la prensa seria y de la sección policial. De manera que estoy muy lejos de sentirme avergonzado.
Detesto esa universal comedia de los sentimientos honorables. Sistema de convenciones que se manifiesta, cuándo no, en el lenguaje: supremo falsificador de la Verdad con V mayúscula. Convenciones que al sustantivo "viejito" inevitablemente anteponen el objetivo "pobre"; como si todos no supiéramos que un sinvergüenza que envejece no por eso deja de ser sinvergüenza, sino que, por el contrario, agudiza sus malos sentimientos con el egoísmo y el rencor que adquiere o incrementa con las canas. Habría que hacer un monstruoso auto de fe con todas esas palabras apócrifas, elaboradas por la sensiblería popular, consagradas por los hipócritas que manejan la sociedad y defendidas por la escuela y la policía: "venerables ancianos" (la mayor parte sólo merecen que se les escupa), "distinguidas matronas" (casi en su totalidad movidas por la vanidad y el egoísmo más crudo), etcétera. Para no hablar de los "pobre cieguitos" que constituyen el motivo de este Informe. Y debo decir que si estos pobres cieguitos me temen es justamente porque soy un canalla, porque saben que soy uno de ellos, un sujeto despiadado que no se va a dejar corre con pavadas y con lugares comunes. ¿Cómo podrían temer a uno de esos infelices que los ayudan a cruzar la calle en medio de la lacrimosa simpatía a lo película de Disney con pajaritos y cintitas de Navidad en colores?
Si se hicieran alinear todos los canallas que hay en el planeta ¡qué formidable ejército se vería, y qué muestrario inesperado! Desde niñitos de blanco delantal ("la pura inocencia de la niñez") hasta correctos funcionarios municipales que, sin embargo, se llevan papel y lápices a la casa. Ministros, gobernadores, médicos y abogados en su casi totalidad, los ya mencionados pobres viejitos (en inmensas cantidades), las también mencionadas matronas que ahora dirigen sociedades de ayuda al leproso o al cardíaco (después de haber contribuido precisamente al incremento de las enfermedades del corazón), gerentes de grandes empresas, jovencitas de apariencia frágil y ojos de gacela (pero capaces de desplumar a cualquier tonto que crea en el romanticismo femenino o en la debilidad y desamparo de su sexo), inspectores municipales, funcionarios coloniales, embajadores condecorados, etcétera, etcétera. ¡CANALLAS, MARCH! ¡Qué ejército, mi Dios! ¡Avancen, hijos de puta!¡Nada de pararse, ni de ponerse a lloriquear, ahora que les espera lo que les tengo preparado!
¡CANALLAS, DRECH!
Hermoso y aleccionador espectáculo.
Cada uno de los soldados al llegar al establo será alimentado con sus propias canalladas, convertidas en excremento real (no metafórico). Sin ninguna clase de consideración ni acomodos. Nada de que al hijito del señor ministro se le permita comer pan duro en lugar de su correspondiente caca. No, señor: o se hacen las cosas como es debido o no vale la pena que se haga nada. Que coma su mierda. Y más, todavía: que coma una cantidad simbólica. Nada de símbolos: cada uno ha de comer su exacta y total canallada. Es justo, se comprende: no se puede tratar a un infeliz que simplemente esperó con alegría la muerte de sus progenitores para recibir unos pesuchos en la misma forma que a uno de esas anabaptistas de Mineápolis que aspiran al cielo explotando negros de Guatemala. ¡No, señor! JUSTICIA Y MÁS JUSTICIA: A cada uno la mierda que le corresponda, o nada. No cuenten conmigo, al menos para trapisondas de ese género.
Y que conste que mi posición no sólo es inexpugnable sino desinteresada, ya que, como lo he reconocido, en mi condición de perfecto canalla, integraré las filas del ejército cacófago. Sólo reivindico el mérito de no engañar a nadie.
Y esto me hace pensar en la necesidad de inventar previamente algún sistema que permita detectar la canallería en personajes respetables y medirla con exactitud para descontarle a cada individuo la cantidad que merece que se le descuente. Una especie de canallómetro que indique con una aguja la cantidad de mierda producida por el señor X en su vida hasta este Juicio Final, la cantidad a deducir en concepto de sinceridad o de buena disposición, y la cantidad neta que debe tragar, una vez hecha las cuentas.
Y después de realizada la medición exacta de cada individuo, el inmenso ejército deberá ponerse en marcha hacia sus establos, donde cada uno de los integrantes consumirá su propia y exacta basura. Operación infinita, como se comprende (y ahí estaría la verdadera broma), porque al defecar, en virtud del principio de conservación de los excrementos, expulsaría la misma cantidad ingerida. Cantidad que vuelta a ser colocada delante de sus hocicos, mediante un movimiento de inversión colectiva a una vez de orden militar, debería ser ingerida nuevamente.
Y así, ad infinitum.

junio 12, 2009

FRENTE AL TIMÓN, CON LAS MANOS ATADAS

Nuestro país no es una nave segura y el clima económico externo permanece lluvioso. El mismo Antonio Saca arguyó muchas veces que la crisis internacional era la responsable de que no obtuviéramos el crecimiento deseado. El próximo capitán del barco es Mauricio Funes, en quien muchos vieron la promesa de un cambio de rumbo para El Salvador. Sin embargo, su margen de maniobra parece estrecho.

Alrededor de 500 millones de dólares en deuda, fondos insuficientes para continuar con todas las políticas de subsidio promovidas por el presidente actual y una recaudación tributaria marcada por la evasión y la elusión son parte del panorama oscuro de la economía actual. Pero lo peor es el pronóstico de FUSADES de crecimiento nulo del Producto Interno Bruto para este año. Esto obligará a Funes a renegociar con el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) las condiciones y el destino de los préstamos que ya habían sido aprobados para el pago de deuda.

Ante una crisis como la que enfrentaremos, los países disponen de diversas herramientas para maniobrar: política monetaria, adquisición de planes de financiamiento, redistribución del presupuesto general de la nación según se estime conveniente, etc. Para dificultad del nuevo gobierno, la posibilidad de hacer política monetaria desapareció con la dolarización, los planes de financiamiento ya están utilizándose y la redistribución del presupuesto está limitada a las condiciones que pongan los organismos financieros internacionales.

¿Qué magnitud de transiciones podemos esperar, dadas así las cosas? Menores a las deseadas, seguramente. Cualquier transición política, entendida ésta como un cambio de prioridades en los asuntos públicos, pasa por un cambio en la manera de administrar lo público. Ahora, el país está aún más amarrado a lo que dicten los organismos económicos internacionales, los mismos a los que ha sido tan obediente desde el Consenso de Washington y que prometían impulsar el crecimiento en Latinoamérica.

En esta deriva económica, las posibilidades de girar el timón en un rumbo muy diferente del seguido hasta ahora son muy reducidas. Quienes pusieron sus esperanzas en un cambio deberán armarse de paciencia, pues, en principio, lo primordial no será apuntar radicalmente en otra dirección, sino hacer mucho trabajo de reducción de daños, mientras las olas más agresivas de la recesión pasan y se sale a flote de a poco de nuestra honda deuda.

abril 18, 2009

El sistema poético

Un sistema poético del mundo puede reemplazar a la religión, se constituye en religión...Si la metáfora como fragmento y la imagen como incesante evaporación logran establecer las coordenadas entre su absurdo y su gravitación, tendríamos el nuevo sistema poético, es decir, la más segura marcha hacia la religiosidad de un cuerpo que se restituye y se abandona a su misterio. El que logre disolver, decía un experimentalista como el Canciller Bacon, que no podía olvidar la alquimia, la mirra en la sangre, vencerá al tiempo. Si la poesía logra disolver la mirra, es decir, la alabanza, en la circunstancialidad de la sangre, el espíritu renacerá de nuevo en la alegría creada.


José Lezama Lima

abril 07, 2009

Yo ya sabia

Como un ala perdida
-era la noche intensa por mil voces herida-
apareciste ¡ya yo sabía que alguna noche
se rompería el ala sobre la frente herida.¿

En la mañana
-idéntico rebrillar en el oro tendido,-
tu cabellera era pura mañana,
en el hondo temblor de las luces.
¿Hay espejo que copie cabellera
teñida por el oro de la mañana, chorro de mañana?

Me empapé de ti,
todo envuelto en el aro
de tu oro dúctil
-oro y brazalete-. Todo
era oro en la pura mañana.

¡Ya yo sabía que alguna noche
se rompería el ala sobre la frente herida!

José Lezama Lima

abril 06, 2009

La Sombra


Ya por cambiar de piel o por tenerla
nos acogemos a lo oscuro,
que nos viste de sombra
la carne desollada.

En los ojos abiertos
cae la sombra y luego son los ojos
los que en la sombra caen
y es unos ojos líquidos la sombra.

¡En esos ojos anegarse,
no ser sino esos ojos
que no ven, que acarician
como las olas si son alas,
como las alas si son labios!

Pero los ojos de la sombra
en nuestros ojos se endurecen
y arañemos el muro o resbalemos
por la roca, la sombra nos rechaza:
en esa piedra no hay olvido.

Nos vamos hacia dentro, túnel negro.
“Muros de cal. Zumba la luz abeja
entre el verdor caliente y ya caído
de las yerbas. Higuera maternal:
la cicatriz del tronco, entre las hojas,
era una boca hambrienta, femenina,
viva en la primavera. Al mediodía
era dulce trepar entre las ramas
y en el verde vacío suspendido
en un higo comer el sol, ya negro.”

Nada fue ayer, nada mañana,
todo es presente, todo está presente,
y cae y no sabemos en qué pozos,
ni si detrás de ese sinfín
aguarda Dios, o el Diablo,
o simplemente Nadie.

Huimos a la luz que no nos miente
y en un papel cualquiera
escribimos palabras sin respuesta.
Y enrojecen a veces
las líneas azules, y nos duelen.

Octavio Paz